El cuarto album de estudio del londinense Goodhand-Tait es una gran vistazo a su lado mas progresivo.
Música
Un álbum sobre el poder transformador del amor y cómo ha cambiado la vida del cantante a un nivel profundo.
Las sensibilidades folk avanzadas de Ian son progresiones emocionales. Presencia vocal y energía interpretativa.
La segunda entrega de una trilogía planificada es un viaje veloz a través de muchos estilos y estados de ánimo.
Un disco con una constante tensión acumulada realmente inquietante que podría estallar en cualquier momento.
Un recorrido más amplio por la vida de la artista afro-nuyorriqueña y sus historias alrededor de Brooklyn.
Es como si toda la experiencia acumulada en Radiohead hubiera sido aprovechada en un acopio de clarividencia.
Los neozelandeses presentan un lo-fi salpicado de zarpazos guitarreros cargados de psicodelia, soul y bajos funk.
Este es un disco de impresiones, de gustos, de amor, de compromiso con la banda y de estados de ánimo.
Un álbum que se bordea de belleza conceptual. Un álbum sobre las cosas taboo, la raza, la pérdida, la melancolía.
La contraparte, complemento y reinterpretación Avant-garde del disco gemelo de Jhon Lennon.
La voz de Matt Berninger estalla junto a las grandes colaboraciones de Sufjan Stevens, Phoebe Bridgers y Taylor Swift.
No es un disco fácil. A medida que te adentras en él se hace denso debido a esa atmósfera agobiante.
Uno de los tótems del rock alternativo y sin duda de los discos debuts más prodigiosos de la escena.
La esencia melancólica y elegante de la música de The National crece con los logros de este álbum.
De la mano de la discográfica ZZK, un álbum que mezcla ritmos folclóricos y música electrónica.
Roxy Music siempre ha sido denso y con pocos espacios para el silencio, creando casi siempre una gran tensión.
En el jazz y el rock existe un trono sagrado para quienes tocan rápido. Johnny Griffin tocó rápido, muy rápido.
Un referente definitivo de la calidad del soul. La mejor de su trabajo junto al renombrado productor Willie Mitchell.
Publicado a principios de 1982, encontró a los Cleaners en circunstancias ligeramente cambiadas.
Un muy buen álbum para relajarse. Se crea un único estado de ánimo de melancolía para todo el disco.
La portada ya advierte del brutal latido interior, que truena hiriente y veloz como un rayo de alta tensión.
Este disco va más allá del regreso de Sufjan como cantautor folk, también a su amor por la electrónica y el pop barroco.