Una Confesión Póstuma
Una novela sumida en un mar de pulsiones imposibles de satisfacer por el caracter de una sociedad repudiada.
Willem Termeer, el narrador de «Una confesión póstuma», se presenta a sí mismo como un hombre apático, desagradable e indiferente a todo cuanto le rodea. Hijo de una madre fría y vanidosa y de un padre enfermizo e irascible, uno de sus primeros recuerdos es el de su ingreso en la escuela, donde se sentía como un conejito al que han arrojado a la jaula de las fieras. Sumido en un mar de pulsiones que es incapaz de satisfacer, Termeer culpa de su miserable existencia a sus genes y a una sociedad que se rige por una moral hipócrita. Una sociedad a la que odia y teme con intensidad porque se siente excluido de ella. Su matrimonio con una joven de provincias solo empeorará las cosas y lo conducirá, en última instancia, a cometer un acto del que solo podrá librarse a través del papel.
«Una confesión póstuma» es una de las novelas más relevantes de la literatura neerlandesa y, junto con «Indigno de ser humano», de Osamu Dazai, y «Memorias del subsuelo», de Fiódor Dostoievski, una de las mejores y más perturbadoras muestras contemporáneas del género confesional inaugurado por Rousseau. Publicada por primera vez en 1894, esta obra ha cautivado a escritores como J.M. Coetzee, autor del prólogo y de la única traducción al inglés de esta novela.