Píldora roja
Un escritor académico algo anodino recibe una beca para participar de una residencia creativa a orillas del lago de Wannsee, en Berlín. A primera vista, esta invitación se presenta como una ocasión inmejorable para alejarse un tiempo de su esposa y su hija con las que vive en Nueva York y concentrarse definitivamente en la redacción de su segundo libro, una investigación sobre la construcción moderna del yo en la poesía lírica. Pero a medida que transcurren las semanas sin ningún resultado en concreto, es el yo del narrador el que comienza a desmoronarse. Las estrictas políticas de productividad de la fundación que lo aloja, la cercanía con el edificio donde los nazis planearon la solución final y el conmovedor relato de una ex punk que había sido asediada por la Stasi durante la Guerra Fría van alimentando un estado de paranoia y ansiedad que complica su plan de escritura.
A partir de estos elementos en apariencia inconexos un complejo rompecabezas se forma poco a poco en la mente del protagonista. La pieza central: una violenta serie sobre policías corruptos que se vuelve su objeto de obsesión, a medida que descubre ocultas en la trama ciertas claves para acceder a un submundo de teorías conspirativas y foros online de extrema derecha. Adentrarse en esa madriguera de conejo implicará poner en crisis la frágil estructura de certezas que hasta ese momento había sostenido su vida y reconocer que la estabilidad de nuestro mundo no expresa más que la tensa calma antes de la tormenta, el claroscuro monstruoso entre un viejo orden que muere y el nuevo que tarda en nacer. ¿Acaso está perdiendo la razón? ¿O está tomando conciencia de una verdad inquietante que a diario preferimos ignorar?