Desde el mítico sello Sub Pop, este quinteto de Seattle ha parido el que quizá sea el disco más hermoso de 2008.
Un disco en el que fluyen en grácil y dulce armonía la tradición country y folk del medio oeste, aquella que habla de la dureza de la tierra y la omnipresencia de la muerte; junto a la herencia proveniente de la costa oeste, cargada de amaneceres reflejados en la marea y horizontes infinitos. Fusión de estilos ejecutada con una naturalidad y madurez inusitada, que nos deja anonadados al percatarnos de que nos encontramos de un disco de debut precedido únicamente de dos, también excelentes, EPs. Y es que es tal la profesionalidad y cohesión que desprende este “Fleet Foxes” que hace pensar al oyente que estos tipos han tenido que empaparse y estudiarse desde la niñez los discos de Johnny Cash y Hank Williams por un lado, y de los Beach Boys y The Mamas & The Papas por otro, antes de decidirse a componer y lanzar algún material.