El único disco editado mientras Ian Curtis aún vivía, es un tótem para los seguidores del lado más oscuro del rock.
Cuando el 15 de junio de 1979 era publicado el primer disco de una desconocida banda cuyo nombre había sido tomado de la expresión usada por oficiales nazis en referencia a las mujeres más jóvenes de los campos de concentración -a las que habitualmente violaban-, pocos imaginaban que se trataba de uno de los capítulos claves y más influyentes de la historia del post punk y en general del rock.
Para entonces, Manchester era una ciudad desolada por el desempleo, en especial entre los jóvenes. Una ciudad brumosa, invadida por el pesimismo, pero también por el inconformismo.
El guitarrista Bernard Summer y el bajista Peter Hook habían formado en Salford la banda Warsaw en 1976, tras asistir a un concierto de Sex Pistols en el Free Trade Hall, al que también fueron muchos de los jóvenes que formarían bandas en el área de Manchester.