
La banda londinense es de las más inspiradas de la última generación de musicos del underground Windmill Brixton.
Producido y grabado por el prestigioso Flood –veterano que ha dado lustre a discos inolvidables de artistas como U2, Depeche Mode o PJ Harvey– y compuesto en unas semanas precisamente para ser tocado en la sala londinense, “Food For Worms” se plantea como cruda celebración de la vida. Y reivindicación de la amistad, esa cosa tan esencial a la que muchas veces no se le da el peso que merece (normalmente, cuando se echa de menos, como en los oscuros tiempos pandémicos). No quiere decir esto que se dejen por el camino su filo experimental, sus inesperados requiebros o su lado más arisco, ni mucho menos.
Pero hay una deliberada voluntad expansiva, que desde la bonita y colorida ilustración de la portada se traduce en un quinteto tan pletórico en lo instrumental y en su química como dispuesto a permitirse accidentes que a otros les parecerían embarazosos (por ejemplo, en el emocionante crescendo de “All The People”).