Con valentía y arrojo, el artista británico llega para encandilar. Se manifiesta con un poderío sin paliativo.
Con valentía y arrojo, el artista británico llega para encandilar. Está aquí para proponer. Se manifiesta con un poderío sin paliativo. Y marca un territorio cerrado entorno a su carisma pero abierto a otros como Jessie Reyez, Koffee, Kim Petras o Ed Sheeran porque su proyecto es generoso y amigo de la búsqueda de la calidad. Así es su álbum, 'Gloria'. Sam: Gloria y Victoria La sorpresa es una constante al descubir su relato cantado. Tal es la potencia descomunal de los contenidos que es capaz de arroparse de coros alegóricos para llegar a la absoluta complicidad del rasgueo de una guitarra ('How to Cry') o navegar en la balada más orquestal y repleta de violines y magia ('Six Shots'). O reunir a otro enorme artista de la canción británica, Sheeran, en una balada como pocas ('Who We Love'). Todo porque nada es casual en 'Gloria' como demuestra su entrada vídeo musical en 'Gimme' adentrándose en matices inexpugnables pero necesarios de cantar. En todas las características de este trabajo está una extrema calidad y un trabajo tan minucioso en su elaboración como inmejorable en su entrega final a un público creciente y en búsqueda de música de alto nivel. La identidad, el recuerdo, el aprendizaje, la autoestima, el ofrecimiento y la conquista de la personalidad están en la seña de identidad de 'Gloria' un álbum que en su canción homónima dice mucho.