Amor, pérdida, esperanza y furia… una fiereza que Charles proyecta en cada grito con la fuerza que el género requiere.
Ya desde el trabajo anterior y debut de este revivalista del soul y el funk, –el grandioso No Time For Dreaming –, se veía cómo brillaba de más dentro de un ya de por sí excelente catálogo de la Dunham/Daptone, aún a sabiendas de que proyectos como Budos Band, Antibalas o la misma Menahan Street Band son poco misericordiosos con los pies y el ritmo.
Sin embargo, la particularidad de Bradley lo ha convertido en mi proyecto favorito de la disquera; un trabajo único hoy por hoy, y que si bien puede llegar a emular desde los Isley Brothers, hasta James Brown, también cuenta con una identidad bien definida que le ha ayudado definir el camino, y en donde la energía y progresiones que la banda de acompañamiento genera le dan una contemporaneidad natural.