En el año 1988, los británicos padres del Heavy crearían una de sus obras cumbre. Melódica y prog por igual.
Mediados de la década de los 80 y Iron Maiden se encontraba en la cima. Discos como “Powerslave” o “The Number of The Beast” los habían colocado como iconos indiscutibles del Heavy Metal. Ya desde el lanzamiento de “Somewhere in Time” las ansias por nuevos sonidos los llevaron a explorar añadiendo sintetizadores a las guitarras, sin embargo, la experimentación llego a su cúspide con «Seventh Son of a Seventh Son».
Lanzado el 11 de abril de 1988, el séptimo disco de estudio de la banda, marca un hito dentro su carrera. El primero completamente conceptual en el que a su vez debutaban teclados en una producción de la doncella. Cambios de compas, canciones más complejas y mayor colaboración a la hora de componer, los llevaron a territorios inexplorados, poniendo sobre la mesa suficientes elementos que colocan a este trabajo en el espectro de los amantes del progresivo.