11 canciones íntimas, sencillas y delicadas, escritas y compuestas todas por Sam Beam (nombre real de Iron and Wine)
Música
El trío australiano, nacido de la escena punk de Melbourne, está en su mejor momento canalizando su rabia política en pequeños momentos.
Punk ultramelódico con una cristalina producción actual, Reatard hace honor a Joey Ramone con temas incisivos
Este dúo toca principalmente melodías acústicas con tintes country, sobre todo con muchas melodías lentas.
Una crítica mordaz a las culturas dominantes, pero un deleite con texturas delicadas que apelan al amor, la comunidad y la paz.
Una obra que azota en el rostro y los oídos en el más puro de los sentidos. Tanto así, que su filo sónico y político sigue resonando.
La música hipnótica de Kimbrough es muy diferente a cualquier otro bluesmen previo a él.
En este LP nos encontramos con una voz enérgica y rígida que no omite emociones cualesquiera que sean.
Con sus melodías no solo te recuerdan situaciones o momentos tristes, también te llevan a las décadas de los 60 y 70.
Joanna Sternberg nos entrega un segundo LP que, ante todo, pone en valor el poder del amor.
Si Turn Into mostró que se podía volar en un entorno de producción precario, Everybody Works destaca lo que puede hacer cuando no hay restricciones.
Bonito Generation parece ser el soundtrack de un ánime que cuenta la historia de una adolescente que busca darle sentido a la vida.
Una exploración de varias perspectivas sobre la intimidad; el cuerpo humano, el sexo y la liberación creativa.
Si necesitas un abrazo, este es el disco. Te acompañará cuando falten ánimos para enfrentar el día.
En este álbum, las dimensiones herméticas de la música amplifican la bulliciosa actividad dentro de ellas.
Un disco que explora la desesperanza y su conexión con Dios después de haber quedado sin voz por ocho meses.
La banda de Chicago presenta otro álbum de excelentes canciones que combinan instrumentación terrenal y ruido artístico.
Un material muy elaborado para deleitarse, Papa Topo muestra dotes de solidez y sensatez, aunque no deja su estilo divertido.
En su segundo álbum, Bartees Strange amplía su postura y nivela su mirada, manteniéndose firme en su dinámica de composición.
Canciones de tres minutos que tras sólo un par de escuchas obligan a compartir estribillos a voz en grito, arregladas con la elegancia y ritmo.